
¿QUÉ SIGNIFICA LA MUERTE DE
RAÚL ALFONSÍN?
Por “La voz de Irie” 06/04/09
La muerte es uno de esos impactos que se le plantean a la vida de los que siguen en la tierra y que son como una pequeña gran pausa en el transcurrir cotidiano de la existencia. La muerte genera al principio una conmoción que deja helados y sin palabras (como si todos, enfrascados en sus rutinas diarias, se detuviesen por un segundo y mirasen hacia el mismo punto). Luego de ese momento “en blanco” retornan las palabras, hay un pequeño volver a empezar de cero (como si se tratase de un punto aparte en una historia narrada), se recuerda al fallecido a través de los momentos más significativos de su existencia, se va de a poco reconstruyendo su figura. Esto más o menos sucede con todas las personas. Pero si el que deja la tierra es un personaje público, un icono, una figura de la política nacional de los últimos 30 años, la conmoción es mucho más grande y el derrotero de palabras que le siguen mucho más complejo. La reconstrucción de su imagen y el recuerdo que se fomente de él se vuelve una disputa del sentido social. O sea: qué imagen conviene que quede en el sentido común de la gente del que parte hacia otros lugares. Esto sucede así porque su figura encierra mucho más que una biografía: su figura estuvo cruzada por diferentes fuerzas e intereses políticos, su cuerpo magullado de forma especial al resto por estar en el centro del tablero del gran juego que representa el poder.
Esto sucedió (y sucede) con Raúl Alfonsín. No bien conocida la noticia los medios comenzaron a hablar. Fueron los primeros en hacerlo, como siempre, porque ellos no pueden guardar silencio ni tan sólo un minuto. Deben decir, informar a la gente, sin importar si al principio no tienen el material suficiente como para cubrir la noticia. Pero ellos deben ser los primeros en llegar al lugar de los hechos. Y TN comenzó titulando “El padre de la democracia”. Y allí comenzaba su disputa por ganar el sentido de la imagen de Alfonsín en consonancia con sus intereses económicos actuales. Los intereses del Grupo Clarín, digo, del que TN (“Todo Noticias”) forma parte. Porque con la cobertura del fallecimiento que están haciendo los grandes medios parecieran estar al borde de decir “Se fue el último demócrata”, inscribiendo así la cobertura del acontecimiento en la disputa que los empresarios mediáticos le hacen al gobierno nacional por avanzar en medidas democráticas como la nueva ley de radiodifusión que afectaría a sus privilegios monopólicos.
Y nunca, nunca, nunca van a mostrar cómo Alfonsín se enfrentó a los abucheos de la Sociedad Rural durante la inauguración de la exposición en el año 1988 diciendo: “Algunos comportamientos no se consustancian con la democracia, porque es una actitud fascista no escuchar al orador.” Y agregó: “Ustedes no silbaban tanto durante la dictadura”. O que también se haya enfrentado a la cúpula de la Iglesia Católica por aprobar la ley de divorcio vincular. O que haya replicado el belicismo del presidente norteamericano en los jardines de la mismísima casa blanca.
Menos que menos estos medios van a contar las similitudes que el mismo Alfonsín describió en una entrevista del año 2004 entre el clima destituyente previo al golpe de estado financiero mediático que él recibió en el 89 con el clima destituyente que el gobierno de Kirchner sufrió y, agrego yo, el que soporta la actual presidenta Cristina Fernández. Clima que consiste, según Alfonsín en dicha entrevista, en crear la imagen de que el gobierno no funciona, de que tiene problemas. Y exacerbarlo. Claro, los medios más poderosos no cuentan esto porque forman parte de la movida.
Es muy significativo que el presidente de la vuelta a la democracia argentina con bombos y trompetas deje la faz de la tierra en momentos en que se busca desestabilizar a un gobierno democrático, elegido por la mayoría del pueblo argentino. Es como el último gesto político, la oración final (esa que busca conmover) del último discurso en vida.
(VIDEO DE ALFONSIN CITADO)
