
Por “La voz de Irie” 22/6/09
Futbol y Política
Me voy a meter en un terreno escabroso: tratar de hacer un paralelismo entre dos cosas aparentemente muy lejanas entre sí. Una especie de hipótesis. Sí sí, voy a incurrir en el riesgo de tirar de los pelos algo (vio, como quien dice “este asunto está un poco tirao’ de los pelos”). Así voy a hacer.
El año que viene se jugará un nuevo campeonato mundial de fútbol. Lo cual en principio nos lleva a pensar una cosa simple pero importante: qué rápido avanza la vida. La copa del mundo se disputa cada cuatro años. Es decir, que cada vez que comienza un nuevo campeonato es porque se pasaron ya cuatro años más de nuestro largo camino. Mi abuelo, por ejemplo, lleva 15 mundiales vividos lúcidamente y 18 en total. ¿Cuántos lleva usted? Pensar qué rápido avanza la vida nos puede llegar a servir para preguntarnos, enseguida después, cómo la estamos llevando (o cómo nos lleva ella a nosotros). ¿Qué metas todavía nos faltan cumplir? ¿Qué rumbos enderezar? ¿Qué sentidos descubrir?. O, mirando un poco menos el ombligo, ¿cómo estamos? Cómo estamos como familia, como barrio, como comunidad, como sociedad. Cómo estamos y, también, cómo estábamos hace cuatro años, hace ocho, hace doce…
Algunos tal vez se entretengan pensando por qué sentimos que avanza rápido la vida. ¿Siempre fue así? ¿En todos lados es igual? Es común escuchar la expresión de que “antes, cuando yo era joven, las cosas tenían otro ritmo, había otro tiempo…” . Y seguramente habrá sido así, no se trata de una frase nostalgiosa sin verdad. Porque los medios de comunicación no estaban full time, las 24 horas hablando. La sociedad no estaba tan mediatizada, tan manoseada la realidad, las distancias acortadas, la súper-velocidad de la información, las imágenes de todos lados, a cualquier momento, en cualquier orden.. El barrio dejó de ser ese anclaje con la realidad, ese cable a tierra, ese lugar en donde construíamos nuestra identidad. Ahora esta función pasaron a tenerla los grandes medios de comunicación masiva y nuestras relaciones son cada vez más virtuales, esporádicas o casuales. El barrio cada vez tuvo menos gravitación y protagonismo y, por la tanto, la posibilidad del Encuentro con mayúscula disminuyó y con ello la posibilidad de la organización. En medio de todo esto nuestra percepción del tiempo fue cambiando. Todo parece más rápido, más corto, más instantáneo. ¿De nuevo un mundial? ¿Ya empieza la primavera? Cuidado que se acercan las fiestas. ¡Uy, me olvidé de hacer el arbolito…!
El 2010 se juega un nuevo mundial y sin embargo todavía están muy frescas las imágenes del campeonato anterior, el del 2006, cuando Argentina quedó eliminada en cuartos de final con el local, Alemania, y por penales. Pero, y acá empieza bien la relación que quiero intentar, ¿cómo influye la situación del país en el desempeño de Argentina en los mundiales?
En el 78 salimos campeones. Jugando de local y con una pequeña ayudita del gobierno de facto. En el 82 nos fue pésimo, pleno descalabro del gobierno militar y con la guerra por las Malvinas encima. En el 86, de nuevo en democracia, de nuevo campeones con la ventaja de tener a Maradona. En el 90, 94 y 98, en la década menemista, pleno auge del neoliberalismo, parecía que sí, que llegaba, pero no: falsas ilusiones. ¿Podíamos ser campeones del mundo mientras en nuestro país se efectuaba la más grande estafa al pueblo argentino que significó el neoliberalismo? En el 2002 la gran desilusión: quedamos afuera en primera ronda cuando el equipo venía de ganar y ganar. La crisis en argentina todavía golpeaba fiero. A partir de allí la cosa cambió un poco. El equipo del mundial del 2006, el equipo de Pekerman, no se puede decir que haya defraudado. Tuvimos los mejores goles del campeonato según una encuesta oficial de la F.I.F.A. El primero fue el golazo de Maxi Rodríguez, contra México, que para la pelota de pecho y sin dejarla picar clava de zurda un golazo en el ángulo del arco.
El segundo mejor gol del campeonato también fue obra de la selección argentina: una hermosa jugada en equipo en la que la pelota pasó por el botín respectivo de casi todos los jugadores para ser coronada con una buena definición del cuchu cambiaso. En el 2006 el país se estabilizaba y dejaba atrás, cada vez más lejos, la crisis económica y social del 2001. ¿Y en el mundial del 2010 qué pasará? Si esta hipótesis de que existe algún tipo de relación entre la realidad argentina y el desempeño de nuestro país en los mundiales de fútbol es cierta, ¿cómo nos irá en el 2010 en Sudáfrica? Si el mundial se jugara este año diríamos que tan mal no nos iría. El neoliberalismo está siendo profundamente cuestionado y se lo responsabiliza, como modelo económico, (en su versión especulativo-financiera) de la actual crisis económica que vive el mundo. Y esta crisis mundial a argentina la encuentra bien parada, a diferencia de otras crisis pasadas, pudiendo enfrentarla con herramientas, manteniendo un pequeño crecimiento en su producto bruto interno a diferencia de las principales potencias del mundo, con un modelo económico productivo basado en el trabajo, el consumo y la inversión, con una fuerte presencia del Estado tal como hace poco comenzó a hacer Obama en Estados Unidos.
Si a esto le sumamos otras coordenadas históricas como Maradona director técnico de la selección (con todo el peso simbólico que esto significa) y como la ventaja que podría llegar a ser un jugador como Messi me atrevo a decir que, si el equipo argentino hace las cosas bien, en el 2010 vamos a ser campeones del mundo.