“Sabe usted que no pertenezco a ningún partido: me equivoco, yo soy del partido Americano; así que no puedo mirar sin el mayor sentimiento los insultos que se hacen a la América… ”1 Pensar en San Martín un 17 de agosto de 2009, no es tarea fácil. Mucho menos, una tarea inocente. El Santo de la Espada, fue una figura emblemática de nuestra primera independencia. Como figura emblemática que es, existieron y existen todavía silenciosamente, variadas apropiaciones de su nombre, y ejemplo. Primero y casi inalteradamente hasta nuestros días, la apropiación Mitrista del “padre de la patria” aquella que lo coloca en el pedestal de lo incuestionable. Esa del Billiken, fiel repetidor del versito de la civilización o barbarie, en dónde parece ser que lo más importante que hizo San Martín fue morir en tierra Europea. En donde San Martín es un hecho aislado, no un emergente de un pueblo con sed de libertad. En donde se dice, que el Libertador no quiso tomar partido en la guerra civil del siglo XIX, entre Unitarios y Federales, por una cuestión de patriotismo, pero que niega que niega su acercamiento a Estanislao López caudillo de la Provincia Invencible de Santa fé. Y Olvida ese párrafo del testamento del Capitán que reza”El sable que me ha acompañado toda la guerra de la independencia de la América del Sud le será entregado al General de la República Argentina Don Juan Manuel de Rosas, como una prueba de la satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla.”. 2 Como sabemos, y hemos tratado de mantener en esta página, la tarea de rescatar la historia de un país no es una tarea neutral sino más bien es una tarea profundamente subjetiva. Es una tarea en la que el historiador, el investigador, pone todos sus prejuicios, su ideología e intereses en el hecho de rescatar o no tal o cual acontecimiento. En fin es una tarea profundamente arbitraria. Ahí es donde nos encontramos con diversas voces que le atribuyen a la corriente mitrista mencionada anteriormente una objetividad, una neutralidad que no posee. Ya que Mitre, que es el primer historiador que toma a San Martín, es también el hombre que constituye las bases de la oligarquía terrateniente que hoy todavía padecemos. Sus tomos de San Martín van en una dirección Liberal Conservadora. Durante el Siglo XX, lo que llamamos el revisionismo histórico realizó un rescate distinto de la figura de Don José de San Martín. Se lo asoció más a la imagen del Libertador de América, posiciones más cercanas a Simón Bolívar y Artigas. Se lo encuentra con planteos de Patria Grande, de liberación y unión latinoamericana. Es en donde su nombre comenzará a ser usado en el versito del “San Martín, Perón y Rosas”, acusando la política de liberación que expresaron los 3 personajes. Esta corriente rescata todo el potencial americanista revolucionario del Capitán, lo representa como el emergente de un pueblo criollo que busca su libertad, pero que no la restringe a sus fronteras sino que comprende esa consigna que reza “América Latina, unidos o dominados.” Decíamos que pensar en San Martín, hoy, no era tarea inocente. Tenemos una patria grande asolada por lo buitres transnacionales, una América Latina que tiene a Honduras en el alma, que tiene la sombra de los Estados Unidos otra vez sobre su cabeza. Hoy se torna imprescindible, despojarnos de los resabios de esa Historia de las Estatuas, retomar la senda de la crítica y el aprendizaje, retomar los caminos de liberación que ya en 1800 nos marcaban Moreno, Monteagudo, Belgrano y San Martín. Retomar las consignas de la Unidad Latinoamericana, buscar los caminos que nos encuentren con nuestros hermanos limítrofes. Para terminar, aportamos la tan conocida Orden del Ejército de los Andes, tan negada por la escuela primaria, y la escuela liberal mitrista, que no viene a mal poner sobre la mesa: “…La guerra se la tenemos que hacer del modo que podamos: sino tenemos dinero, carne y un pedazo de tabaco no nos tiene de faltar: cuando se acaben los vestuarios, nos vestiremos con la bayetilla que nos trabajen nuestras mujeres, y sino andaremos en pelota como nuestros paisanos los indios: seamos libres, y lo demás no importa nada… Compañeros, juremos no dejar las armas de la mano, hasta ver el país enteramente libre, o morir con ellas como hombres de coraje. San Martín.”
por "La voz de irie" 17/08/09